En enero de 2015 me propuse un importante reto personal: salir caminando desde Madrid e intentar dar la vuelta al mundo.
Ante este desafío, una de las primeras prioridades en la preparación del viaje fue realizar una lista de cosas que sin duda necesitaría.
No tardé en comprender que el viaje implicaría caminar mucho, muchísimo. Por ello decidí que precisaría de unas
buenas plantillas
Las plantillas protegieran mi columna. Afortunadamente, encontré al Dr. Angel de la Rubia, recomendado por un buen amigo deportista. Ahora que he regresado, me doy cuenta de que fue un enorme acierto.
Las plantillas me dieron una estabilidad en la pisada y una energía que no conocía, además de protegerme la espalda y articulaciones. Esto se hizo patente desde la primera etapa, en la que caminé desde Madrid hasta Oporto.
Antes de tener las plantillas, caminar conllevaba dolor en los pies y piernas, y especialmente en la zona baja de la columna. Sin embargo, con las plantillas realicé el camino a Oporto, y todos los caminos que siguieron a lo largo de los tres años que duró el viaje, sin ningún dolor.
Nunca me he vuelto a poner un zapato sin las plantillas, incluso ahora que he regresado.
Estoy convencido de que las plantillas han evitado dolores que habrían dificultado enormemente el viaje, y que que gracias a ellas he podido llegar a los lugares increíbles que visité.