Como indicamos en el capítulo sobre la metatarsalgia, ésta consiste en el dolor en la zona anterior del pie; el nombre proviene de metatarso, que son los cinco huesos largos que preceden a los dedos del pie, y algia, que significa «dolor». Por tanto, dolor de los metatarsianos o región metatarsal.
Los sesamoideos son dos huesecillos que se encuentran bajo la cabeza del primer metatarsiano y tienen la función de amortiguar el despegue del antepié a ese nivel, momento crucial ya que muchos corredores despegan por dicho eje. Sirven para estabilizar al primer radio y tienen la función de palanca, gracias al músculo flexor corto que se inserta en ellos, colaborando así en el despegue del pie.
Para los traumatólogos, el sesamoideo interno corresponde al que se encuentra pegado al borde interno del pie, ya que toman como referencia la línea imaginaria del centro del cuerpo, mientras que los podólogos reconocemos como tal el más próximo a la línea media del pie. Para acabar con este pequeño dilema de nomenclatura anatómica, hablamos de sesamoideo tibial como el que se corresponde anatómicamente con la tibia, y peroneal el que se aproxima al hueso del peroné.
Entendemos por sesamoiditis la inflamación de la cápsula articular o del cartílago que envuelve a los huesos sesamoideos, que incluso pueden llegar a fracturarse, hecho que debemos diferenciar del sesamoideo bipartito, que no supone patología en sí mismo, es de origen genético y puede afectar a uno o a ambos sesamoideos.
Los sesamoideos pueden llegar a dislocarse con la aparición de juanetes, luxando asimismo los tendones flexores que discurren por ellos, y es muy frecuente en corredores de fondo debido a los microtraumatismos repetitivos que tienen lugar al correr.
Parece mentira que una estructura anatómica tan pequeña pueda llegar a ser tan invalidante. En general el corredor afectado de sesamoiditis aguda vive un auténtico infierno que no le permite entrenar con normalidad.
Últimamente acuden a nuestra consulta muchos corredores minimalistas aquejados de sesamoiditis, debido a un escaso periodo de transición a esta nueva técnica; en otras ocasiones son corredores que empiezan a correr de antepié para huir de otro tipo de lesiones derivadas del exceso de pronación.
Es frecuente ver a mujeres corredoras afectadas por esta lesión y casi siempre es debido a la presencia de un pie excavado y valgo, y a la utilización de zapatos de tacón por encima de los 5 cm de altura, lo que condiciona un patrón de dislocación metatarsofalángica que a su vez precipitará la aparición de sesamoiditis, al someter al pie a un estrés añadido durante la carrera.
El tratamiento de la sesamoiditis consistirá en:
El corredor con sesamoiditis, huyendo del dolor, suele correr apoyando la zona externa del antepié, con lo que termina sobrecargando el quinto metatarsiano y modificando su patrón biomecánico de carrera. Es por ello por lo que muchas veces tratamos erróneamente los problemas derivados de la compensación en la pisada, obviando el origen principal del dolor: la sesamoiditis.
Las metatarsalgias constituyen un problema muy frecuente en el corredor, ya que el antepié representa un área del pie sometida a mucho estrés durante la carrera, sobre todo en aquellos corredores que aterrizan con el antepié.
Los cinco metatarsianos forman con sus respectivos dedos cinco palancas más o menos eficaces y potentes según sea su fórmula metatarsal y digital. Lo ideal sería presentar una fórmula de IPM (index plus minus) o lo que es lo mismo, igual longitud de primer y segundo metatarsianos y un pie cuadrado (igual longitud de primer y segundo dedos), lo cual constituye una paleta regular y armoniosa para el despegue del pie.
Desde hace algunos años existe una corriente minimalista que invita a correr de antepié, lo cual es bueno para minimizar los problemas derivados de un aumento de la pronación, pero por el contrario puede provocar tensiones en el tendón de Aquiles y gemelos, así como dolor metatarsal. Por este motivo considero más razonable y recomendable adoptar una forma más «natural» de aterrizar en el suelo, utilizando los talones pero disminuyendo el ángulo que forma el pie con el suelo. Es lo que algunos conocen como «correr plano», acortando la zancada y aterrizando justo por delante del talón. Muchos fabricantes de zapatillas tienen entre sus modelos la línea natural running, que se caracteriza por disminuir el drop y ayudar a adoptar esta técnica de carrera.
Ante un dolor metatarsal conviene revisar el estado de la zapatilla, sobre todo la parte anterior de la suela, observar la presencia de callos o durezas, poner frío durante 20 minutos en la zona dolorida y realizar un ligero masaje con alguna pomada antiinflamatoria.
Si después de una semana y a pesar de todo lo anteriormente descrito el antepié sigue doliendo, aconsejo acudir al podólogo para que examine el pie y evitar de este modo que un proceso agudo se convierta en un problema crónico.
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