Si le preguntas a cualquier podólogo, seguramente te dirá que el “mundo del pie” es fascinante y maravilloso… ¡Pero lo cierto es que es así! En este artículo vamos a contarte 5 curiosidades que tal vez no conocías sobre tus pies.

• Una cuarta parte del total de huesos del cuerpo humano se encuentran en nuestros pies. Sí, tan sorprendente como cierto. Cada pie reune 28 huesos –incluyendo los del tobillo, maleolo tibial y peroneal–, que multiplicado x 2 hace un total de 56 huesos. Y el cuerpo humano tiene 206. Además, en cada pie tenemos 33 articulaciones y más de un centenar de músculos, ligamentos y tendones.
• Las uñas de los pies son mucho más gruesas y duras que las uñas de las manos. Por eso también crecen de modo más lento y, además, su cuidado es también diferente. Como hemos remarcado en más de una ocasión, las uñas de los pies deben cortarse sin dejar “piquitos” y sin excedernos con el corte; es mejor dejarlas algo largas y recortarlas más adelante que pasarse con el corte y provocarnos una uña encarnada.
• Los pies aumentan de tamaño cuanto mayor es la temperatura. Así, durante los meses de verano o en los climas cálidos, los pies tienden a ensancharse. Este esl motivo por el que algunos de tus calzados te quedan más justos en verano y más sueltos en invierno. ¿No lo habías pensado nunca? J
• Aunque a simple vista parezcan débiles o frágiles, lo cierto es que nuestro pie es una de las estructuras más fuertes de nuestra anatomía. Están capacitados para soportar en cada zancada varias veces el peso de nuestro cuerpo. Aún así, es importante saber que la obesidad es una fuente de problemas para los pies, como ya hemos comentado en algún artículo anterior. Así, una correcta alimentación es también un mecanismo para cuidar nuestros pies (y por supuesto todo nuestro organismo).
• Con el envejecimiento los pies cambian de tamaño, se aplanan e incluso pueden crecer unos milímetros. También pierden tejido graso, fortaleza y funcionalidad. Los dedos pueden sufrir deformaciones y curvarse; mientras que las uñas se vuelven más quebradizas. Y, en general, el pie se vuelve más rígido.